
Hola, alma bonita que me lees. Hoy quiero platicarte de corazón sobre un tema que sé que muchas hemos vivido en silencio: la ansiedad. Si alguna vez has sentido esa presión en el pecho, dificultad para respirar, o simplemente una inquietud que no te deja estar en paz, quiero que sepas que no estás sola. Yo también pasé por ahí, y hoy quiero compartirte lo que realmente me ayudó a sanar mi ansiedad, paso a paso, de una forma sencilla y muy humana, al estilo de esta comunidad.
El primer paso: aceptar y reconocer la ansiedad
Lo primero que hice fue aceptar que tenía ansiedad. Muchas veces sentimos síntomas físicos o emocionales y ni siquiera nos damos cuenta de que lo que estamos viviendo es ansiedad. Yo, por ejemplo, sentía una presión en el pecho y me costaba respirar, a veces en lugares públicos, otras veces en mi propia casa, a cualquier hora del día o la noche. Al principio no entendía qué pasaba, hasta que me hice consciente: “esto es ansiedad”.
Reconocerlo fue liberador, porque entendí que el problema no era “yo”, sino una reacción de mi cuerpo y mi mente. No dejes que nadie te diga que “es solo cuestión de mente” o que “lo puedes controlar fácil”. Lo importante es que tú seas la primera en darte cuenta y aceptarlo, sin juicio.
El segundo paso: descubrir qué la ocasiona
La ansiedad no aparece de la nada. El siguiente paso fue preguntarme: ¿qué me está generando ansiedad? Hice una lista de situaciones, actividades y hasta alimentos que notaba que me disparaban los síntomas. Por ejemplo, descubrí que la cafeína (en el café, el té verde y otras bebidas) me hacía sentir peor. Así que empecé a reducir o eliminar esos alimentos, y noté una gran diferencia.
También, me di cuenta de que el uso excesivo de redes sociales y la comparación constante con otras personas me generaban mucha ansiedad. Seguir cuentas que, aunque tenían mensajes positivos, en ese momento de mi vida me hacían sentir frustrada o insuficiente, era como echarle leña al fuego. Aprendí a ponerles pausa, dejar de seguirlas, y regresar solo cuando me sentía lista.
Haz tu propia lista: ¿qué personas, actividades, alimentos, hábitos o incluso pensamientos te generan ansiedad? Escribe todo, aunque parezca pequeño.
El tercer paso: cuidar lo que consumes (no solo comida, también contenido)
Empecé a ser muy selectiva con lo que consumía, no solo en mi plato, sino en mi mente y mis emociones. Dejé de ver contenido que me alteraba, bajé el tiempo en redes sociales y me enfoqué en actividades que me hacían sentir bien, como la lectura, la meditación, caminar al aire libre o simplemente desconectarme del celular un rato.
Recuerda: lo que ves, escuchas y a quién sigues en redes también alimenta (o envenena) tu mente y tu corazón.
El cuarto paso: paciencia y compasión contigo misma
Sanar la ansiedad no es de la noche a la mañana. Es un proceso, y cada persona lo vive a su ritmo. Sé paciente contigo, celebra cada pequeño avance y no te juzgues si un día vuelves a sentirte ansiosa. Lo importante es que ahora tienes herramientas y consciencia para no dejar que la ansiedad controle tu vida.
Un consejo extra: busca apoyo si lo necesitas
Si sientes que la ansiedad es muy intensa o no logras manejarla sola, busca ayuda profesional. No es debilidad, es un acto de amor propio. También puedes apoyarte en talleres, grupos de apoyo o recursos que te ayuden a entender y transformar lo que estás viviendo.
Mi invitación para ti
Si quieres profundizar en tu proceso de sanación y descubrir cómo sanar desde la raíz, te invito con mucho cariño a mi taller Sanando mi Niña Interior. Ahí trabajamos juntas para liberar esas emociones guardadas, transformar creencias limitantes y recuperar la paz y la alegría que mereces.
Haz clic aquí para registrarte y comenzar este viaje de sanación. Tu bienestar es prioridad.
Cuéntame en los comentarios, ¿qué te ha funcionado para calmar tu ansiedad? ¿Qué te gustaría intentar de estos pasos? Te leo y te abrazo fuerte, con todo mi cariño.
Con amor,
Vero Gutiérrez
¡No te pierdas de nada!
Te enviaré artículos para que sigas mejorando tu vida, te mantengas motivada y te enteres de las ofertas que tenemos para ti.
Tampoco nos gusta el SPAM. Mi equipo y yo nunca te enviaremos información que no sea útil para ti.